Como no podía ser de otra forma, el pirata volvió a dejarnos un mensaje en una botella. Esta vez nos lo ponía más difícil, nos dejaba otro código QR en el que el pirata nos planteaba el segundo reto.
Si lo habéis escaneado os aparecerá el pirata con una adivinanza en la que la solución era LORO. Ese loro había que colorearlo y bajar a la sala de psicomotricidad para que el pirata comprobara si habíamos conseguido el reto y poder darnos el segundo código secreto. Pero había que colorearlo siguiendo unas normas: calcarlo por detrás y colorearlo tirando dos dados, uno indicaba el número de plumas que tenían que colorear y otro el color con el que colorearían. Buscamos ventanas para calcarlo y después a colorear. Se lo tomaron muy en serío, tanto respetaban el turno de juego (porque había un juego de dados para cada equipo) que no coloreaban ninguna pluma hasta que les volvía a tocar. El resultado fueron unos loros preciosos que decidimos recortar y pegar en una pinza para poder colocarlos en nuestros hombros.
Por supuesto, bajamos a la sala de psicomotricidad y conseguimos el segundo código secreto. Ya solo nos queda un código para liberar a la Patarrona y poder celebrar el carnaval.
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